Categoría: Sopas

Sopa de tomates asados

Sopa de tomates asados

Sopa cremosa de tomates asados

SOPA DE ESPARRAGOS CON PICADILLO DE ALMENDRAS

SOPA DE ESPARRAGOS CON PICADILLO DE ALMENDRAS

Cantidad: 4-6 porciones Dificultad: baja Tiempo: 40 minutos 500 g de espárragos 2 tazas de espinacas lavadas y picadas grueso 1 cebolla cabezona mediana picada fino 1 diente de ajo picado 2 cucharadas de aceite de oliva 1 cucharadita de tomillo picado 4 tazas de […]

Sopa cremosa de zanahoria, limonaria y leche de coco

Sopa cremosa de zanahoria, limonaria y leche de coco

Hola  a todos!
En mayo tendremos LA COCINA NATURAL MODERNA, curso intensivo. Un taller que hemos hecho por 8 años, en el que vemos todo los principios para llevar una alimentación saludable. Un programa integral, que acoge a vegetarianos y a no vegetarianos, porque la buena alimentación es un asunto de todos. Haciendo clic acá pueden ver las fechas. Los espero!
También quiero compartirles un articulo sobre el coco publicado en la revista COCINA SEMANA,  y la receta de una reconfortante sopa de zanahoria con aroma de limón.

zanahorias

EL BOOM DEL COCO

El agua, el aceite, la leche, la harina y la pulpa de esta fruta tropical han cobrado una gran fuerza en los últimos tiempos gracias a sus múltiples beneficios y sabor sin igual.
( articulo publicado en la revista COCINA SEMANA #73)

En algunas películas sobre el descubrimiento de América lo primero que vemos, cuando los ansiosos españoles desembarcan en las costas americanas, son los cocoteros, batiendo sus ramas al son de la brisa Caribeña. Pero todo parece indicar que no fue así.
El origen del coco es controvertido. Según la mayoría de las teorías es originario del sur de India y de Australia, de allí se las arregló para llegar a las costas americanas del pacifico, ya sea por su cuenta, flotando en el mar, empujado por las corrientes, o como provisión de algunos aventureros que cruzaron este océano antes que los europeos.
La evidencia del coco en el Caribe es posterior al descubrimiento, pero esto no impidió que surgiera entre el fruto y la gente de esta zona tropical un tórrido romance sin fin. Es que en todas las costas en donde crece, sea las islas asiáticas del Pacífico, Tailandia, el sur de la India o Hawái, por citar algunas, el coco es protagonista de la gastronomía local. Los nativos de todos estos lugares reconocieron, intuitivamente, no solo la sabrosura, sino la versatilidad gastronómica y los diversos beneficios para la salud de este regalo de la naturaleza.
Pero a mediados del siglo 20 surgieron las margarinas, el “boom” de la dieta “low fat” y la satanización de las grasas saturadas y del colesterol, ideas todas patrocinadas en principio por los países productores de maíz y de soya para promover el consumo masivo de sus aceites. El coco, entonces, cayó presa de una campaña de desprestigio absurda. Entre los argumentos que esgrimían las teorías recién nacidas, estaba que las grasas tropicales eran dañinas, que el coco era fuente de colesterol y que promovía la enfermedad cardiovascular.
Mucho tiempo tuvo que pasar, 50 años o más, para que volviéramos nuestra atención a la sabiduría ancestral de los pueblos que consumieron coco por siglos. De ahí que ahora estamos viviendo el “boom” del coco y sus derivados. El hecho de que sea bueno no quiere decir que nos podamos exceder. Lo ideal es consumirlo en su forma natural y con moderación, pues en el mercado hay derivados procesados con aditivos y conservantes.
El coco es un fruto que no para de maravillarme, es pura perfección. Cada parte de él es o deliciosa, saludable y bella. Veamos todo lo que podemos aprovechar de él:
El agua: considerada como un suero hidratante natural. El agua del coco es precursora de las bebidas deportivas modernas, pero con mucho menos contenido de azúcar y de sodio, y un mayor contenido de potasio. El agua más apreciada es la del coco joven, por ser más abundante y baja en azúcar. Es deliciosa sola o en batidos. Cuando este en la playa no pierda la oportunidad de tomar agua de coco directamente de la fruta.
El aceite: la una vez temida grasa saturada del coco resultó estar compuesta por ácidos grasos de cadena media, como la grasa de la leche materna. Este tipo de grasa, que es de fácil digestión, se quema como energía, es antibacterial y antiviral. El aceite del coco es estable a altas temperaturas, precisamente por ser grasa saturada. Esto lo haca ideal para fritar y para todas las preparaciones al wok. Además, transporta los sabores de maravilla.
Actualmente se la atribuyen un sin número de beneficios al aceite de coco: que ayuda a regular la tiroides, que fortalece el sistema inmunológico, que ayuda a bajar de peso y a prevenir el Alzheimer. No hay suficiente evidencia científica para asegurar estos beneficios, pero incluir en su repertorio culinario un poco de aceite de coco puro, extraído en frío, no le hará ningún daño a su salud, mientras que su cocina se volverá más sabrosa y sexy.
La pulpa: la del coco joven es tierna y gelatinosa, muy apreciada por los seguidores de la cocina “raw”. Es rica en fibra, potasio, vitamina C y hierro. Puede ser empleada en batidos y cremas. La pulpa del coco maduro es la que se emplea para rallar y deshidratar. Es más seca y dura que la pulpa de coco joven y más rica en proteína, potasio y fibra.
La leche: se elabora a partir de la pulpa de coco maduro, rallada y licuada con agua. Se utiliza para hacer el famoso arroz con coco, para curris, batidos, dulces y postres.
La harina: un subproducto de la fabricación de la leche de coco es la harina. Se produce a partir del bagazo restante, deshidratado y pulverizado. La harina de coco es rica en fibra y una alternativa interesante para los que evitan el gluten. Se puede emplear para preparar productos horneados como tortas, galletas, pancakes y muffins.
El azúcar: elaborada a partir de la savia de la palma, no del fruto, el azúcar de coco es un ingrediente bastante nuevo en el escenario gastronómico. A diferencia del azúcar blanca, contiene minerales y vitaminas, y su índice glicémico es más bajo. Sin embargo, como cualquier otro endulzante calórico, debe consumirse con moderación.
La cáscara: no es comestible pero a partir de ella se pueden elaborar artesanías hermosas. Tazones, cucharas y cucharones, que no necesitan ser pintadas ni barnizadas ya que la cáscara pulida tiene su propio brillo y color.

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SOPA DE ZANAHORIA, LIMONARIA Y COCO
( 4 personas )

4 zanahorias medianas peladas y cortadas en cubos
1 cebolla cabezona mediana picada fino
1 diente de ajo picado fino
1 cucharada de aceite neutro o de coco
1 cucharadita de jengibre fresco rallado
2 ramas de limonaria fresca
2 tazas de caldo de verduras o de pollo
2 tazas de leche de coco
½ taza de hojas de cilantro fresco
Una pizca de chile en polvo

Para la sopa:

Elimine la capa exterior de la limonaria. Golpee los tallos con el mango de un cuchillo para liberar los aceites.

limonaria
En una olla caliente el aceite. Incorpore la cebolla, el jengibre y el ajo y cocine por 5 minutos. Incorpore la zanahoria y cocine por 2 minutos. Incorpore la limonaria, ½ cucharadita de sal, el caldo de pollo y la leche de coco. Cocine a fuego medio hasta que las zanahorias estén muy blandas. Retire la limonaria y licue hasta obtener una textura lisa. Ajuste la sazón con sal si lo necesita.
Para servir adorne con hojas de cilantro y una pizca de chile en polvo.

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Mote-de-queso

Una sopa del repertorio culinario clásico de la costa colombiana, que no puede ser más fácil y deliciosa.
La palabra mote viene del quechua mut’i para referirse a preparaciones espesas a base de maíz. Pero lo que llamamos hoy mote de queso, no es un plato de origen precolombino, ya que aparentemente empezó a prepararse  solo desde principios del siglo XX.  El mote de queso nace, como muchos otros platos sencillos y reconfortantes en el mundo, de la pobreza. En este caso, de la hambruna que azotó a nuestra planicie atlántica durante la guerra de los mil días.  Sus ingredientes son pocos:
Ñame, agua, ajo, cebolla roja, queso costeño y, a veces, hojas de bleo ( difíciles de conseguir) , suero y/o tomate.
Siempre estuve muy convencida de que el ñame era nativo de América pero  el tema no es del todo claro. Según algunas fuentes, fue cultivado en territorio americano desde antes de la llegada de los españoles. Según la mayoría, sin embargo,  llegó a nuestras tierras proveniente de África.

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