Ensalada refrescante con jícama, toronja y aguacate
Una ensalada refrescante y adictiva, inspirada en los sabores del sur este asiático
Una ensalada refrescante y adictiva, inspirada en los sabores del sur este asiático
Hace algunas décadas nos dijeron que las grasas saturadas eran malas y que, por consiguiente, comer carnes rojas era perjudicial para la salud. Los preocupados por llevar una dieta saludable fuimos a buscar amparo en los frutos del mar, especialmente en el pescado.
El gluten, una proteína consumida a través de milenios que de repente se considera una amenaza para la salud.
Las abuelitas tenían razón cuando profesaban la importancia de desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo. Aunque no poseían evidencia científica para sustentar sus teorías, si tenía sentido común, y de sobra, para intuir lo que es bueno para la salud.
Uno de los principios del holismo dice que en cada lugar crecen los alimentos necesarios para vivir bien y gozar de buena salud. Es decir que acá en Colombia, como en cualquier otro país o ecosistema, se dan los alimentos con las proteínas, grasas, carbohidratos y micronutrientes que necesitamos para una salud vibrante.
Pero los seres humanos, desde las primeras civilizaciones, hemos sido curiosos por lo exótico, por lo que viene de tierras lejanas y desde entonces empezamos a tejer la gran telaraña interconectada de la globalización. Hoy vivimos en lo que algunos biólogos llaman la era del «homogenoceno» o de la homogeneidad. Como consecuencia de esta dinámica, terminamos comiendo acá lo que es nativo tanto de acá como de allá y viceversa.
Un ejemplo de que en cada lugar encontramos lo que necesitamos es el de los ácidos grasos esenciales o más conocidos como omegas: nutrientes que el cuerpo humano no produce y debe ingerir, pues son esenciales para su funcionamiento.
El omega 9, para ser más específicos, proviene de las grasas monosoturadas. Mientras que en el mediterráneo fueron bendecidos con la oliva y sus derivados, una de las fuentes más conocidas de omega 9, a los latinoamericanos, la divina providencia nos concedió el aguacate. Tan rico en grasa monosaturada y omega 9 como la misma oliva.
Entre las propiedades de este tipo de grasas esta que tienen un efecto antiinflamatorio y que ayudan a mantener unos niveles de colesterol saludable, pues contribuyen a subir el nivel de colesterol LDL . Estudios sugieren que la adición de aguacate, en particular, en una dieta balanceada, ayuda a reducir el stress oxidativo en la sangre y a prevenir la enfermedad cardiovascular.
Además de los beneficios citados el aguacate, que es una fruta y no una verdura, contribuye a que absorbamos mejor los carotenoides, sustancias antioxidantes presentes en las verduras de hoja verde como las espinacas y las lechugas y en las de color naranja y rojo, como las zanahorias y el tomate. Incorporar aguacate en las preparaciones con dichos alimentos resulta en una mejor absorción de los antioxidantes.
El aguacate contiene más potasio que el banano, es fuente importante de acido fólico, de fibra y de vitamina E, y es una de las frutas con mayor contenido de proteína.
Desde el punto de vista gastronómico, el aguacate convierte en un manjar casi cualquier preparación en la que incursione. Una ensalada o una sopa no son las mismas cuando las acompañamos con un buen aguacate. Por su contenido de grasa saludable y por su textura mantecosa, el aguacate ayuda a transportar y a volver más intensos los sabores.
Hay cerca de 400 variedades de aguacate. Desafortunadamente han ido desapareciendo. Entre ellas: el aguacate serrano del Caribe; que pertenece al arca del gusto de slow food, el aguacate criollo, el santana, el lorena, el hass. Cuando consumimos distintas variedades de esta fruta ayudamos a la preservación de la biodiversidad de la especie. Las variedades de tamaño más pequeño tienden a ser mas cremosas y a tener un sabor mas intenso. Todo depende del efecto que queramos tener el la preparación final.
A pesar de tener siglos de historia como protagonista en la medicina y en la gastronomía del sur de Asia, la cúrcuma es una especia que no para de sorprender a la ciencia moderna por ofrecer un amplio rango de beneficios para la salud.
La cocina ha sido un actividad determinante en el destino de los seres humanos desde sus orígenes.
El antropólogo Richard Wrangham en su libro «Catching fire», porque la cocina nos hizo humanos»
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