Categoría: General

Es el aguacate la oliva latinoamericana?

Uno de los principios del holismo dice que en cada lugar crecen los alimentos necesarios para vivir bien y gozar de buena salud. Es decir que acá en Colombia, como en cualquier otro país o ecosistema, se dan los alimentos con las proteínas, grasas, carbohidratos y micronutrientes que necesitamos para una salud vibrante.

La cúrcuma

A pesar de tener siglos de historia como protagonista en la medicina y en la gastronomía del sur de Asia, la cúrcuma es una especia que no para de sorprender a la ciencia moderna por ofrecer un amplio rango de beneficios para la salud.

La importancia de cocinar en casa

La importancia de cocinar en casa

por Olga Sofía Pérez
Artículo publicado en la revista COCINA SEMANA | enero 2015

La cocina ha sido un actividad determinante en el destino de los seres humanos desde sus orígenes.

El antropólogo Richard Wrangham en su libro «Catching fire», porque la cocina nos hizo humanos» plantea la teoría de que cocinar no solo es uno de los tantos aspectos que nos diferencia de los animales, sino que es precisamente porque empezamos a consumir alimentos cocidos, que nos convertimos en homo sapiens. Como? Los alimentos cocidos son más fáciles de masticar y de digerir. Según Whranham, la rama de homo habilis que empezó, quizá por accidente, a consumir alimentos cocidos, experimento un decrecimiento en la energía gastada en el proceso de digestión y este fenómeno, produjo unos cambios en su anatomía: el aparato digestivo y la dentadura redujeron su tamaño, mientras el cerebro, creció.

Por otro lado, al no necesitar invertir tanto tiempo en masticar y digerir, los primates gastan la mayor parte de su día básicamente masticando, los primeros humanos pudieron contar con horas y energía extra para relacionarse entre sí y crear cultura.
Alrededor del fuego y de la cocina aprendimos a compartir, a ser tolerantes, a intercambiar ideas y en general, a ser civilizados.

En las últimas décadas se ha visto un decrecimiento en el tiempo que le dedicamos a la preparación de nuestros alimentos. Esto se debe, en parte, a que las mujeres salimos a trabajar y empezamos a considerar el cocinar en casa un quehacer de poco prestigio. Es una lástima. La cocina es una actividad interesante y gratificante en la que convergen tantos aspectos de la vida, la cultura y la naturaleza que merece la atención de mujeres inteligentes, sean amas de casa o no, y de hombres inteligentes también.
De otra parte la industria nos ha convencido de que ya no es necesario desperdiciar tiempo cocinando pues ellos, lo hacen por nosotros, y para este fin nos tienen una nutrida oferta de alimentos procesados y empacados.
En los últimos años también ha influido la creciente entronización de la gastronomía, circunstancia que en lugar de inspirarnos a rescatar la vieja costumbre de proporcionarnos sustento en casa, intimida. Los que no se sienten muy cómodos en la cocina prefieren sentarse por horas a ver programas de televisión dedicados a chefs celebridades, preparaciones e ingredientes exóticos en escenarios fuera de alcance, mientras llega el domicilio con alguna pizza, que desempolvar una receta de la abuela y cocinarla en la casa. Otra lástima, pues solo se aprende a cocinar, cocinando.

Como era de esperarse, la disminución en el tiempo que le dedicamos a una actividad así de importante conlleva unas consecuencias que no se han hecho esperar.

Un estudio realizado por un grupo de economistas de la universidad de Harvard en el 2003 encontró que el aumento en los índices de obesidad en los Estados Unidos coincidía con el aumento en la tendencia a comer fuera de casa.

Por otro lado, algunos países han notado que entre más tiempo se le dedica a la cocina menor es el índice de obesidad. Los italianos y los franceses le dedican 19 minutos más al día a la cocina que los americanos y que los ingleses. Estos últimos tienen índices de obesidad más altos.
Si tuviera que escoger un solo cambio entre todos los propuestos por el torrente de dietas y teorías de moda para tener una alimentación saludable, cocinar en casa sería mi elección, sin duda.

Un estudio realizado a 4436 adultos en el 2013 publicado por US National Library concluyó que las personas que cocinan en casa tienden a comer más vegetales y fibra y menos grasas saturadas y sodio en cada comida.

Estas son otras de las muchas ventajas de cocinar y comer en casa:

Hay más control sobre los ingredientes y sobre la calidad.

Esto hace la dieta automáticamente mas saludable.

Hay más control sobre el tamaño de la porción.

La cocina une a la familia. No hay mayor muestra de cuidado y de amor que cocinar para alguien.

Cocinar en casa es más económico
La cocina nos conecta con la naturaleza, a través de ella entendemos de donde vienen los ingredientes, como se cultivan o crían.

Cocinar en casa es mejor para el medio ambiente. Hay un menor consumo de energía y de recursos.

La cocina nos empodera, nos hace menos dependientes. Cuando cocinamos nos hacemos cargo de la persona que queremos ser.

Los germinados

Incrementar el consumo de las verduras de hoja verde es uno de los cambio más sencillos e importantes que se pueden hacer para mejorar la salud.

Los maravillosos vegetales de hoja verde

Incrementar el consumo de las verduras de hoja verde es uno de los cambio más sencillos e importantes que se pueden hacer para mejorar la salud.

El boom del coco



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El boom del coco
El agua, el aceite, la leche, la harina y la pulpa de esta fruta tropical han cobrado una gran fuerza en los últimos tiempos gracias a sus múltiples beneficios y sabor sin igual.

por Olga Sofía Pérez
Artículo publicado en la revista COCINA SEMANA #73 | febrero de 2016

En algunas películas sobre el descubrimiento de América lo primero que vemos, cuando los ansiosos españoles desembarcan en las costas americanas, son los cocoteros, batiendo sus ramas al son de la brisa Caribeña. Pero todo parece indicar que no fue así.

El origen del coco es controvertido. Según la mayoría de las teorías es originario del sur de India y de Australia, de allí se las arregló para llegar a las costas americanas del pacifico, ya sea por su cuenta, flotando en el mar, empujado por las corrientes, o como provisión de algunos aventureros que cruzaron este océano antes que los europeos.

La evidencia del coco en el Caribe es posterior al descubrimiento, pero esto no impidió que surgiera entre el fruto y la gente de esta zona tropical un tórrido romance sin fin. Es que en todas las costas en donde crece, sea las islas asiáticas del Pacífico, Tailandia, el sur de la India o Hawái, por citar algunas, el coco es protagonista de la gastronomía local. Los nativos de todos estos lugares reconocieron, intuitivamente, no solo la sabrosura, sino la versatilidad gastronómica y los diversos beneficios para la salud de este regalo de la naturaleza.

Pero a mediados del siglo 20 surgieron las margarinas, el “boom” de la dieta “low fat” y la satanización de las grasas saturadas y del colesterol, ideas todas patrocinadas en principio por los países productores de maíz y de soya, para promover el consumo masivo de sus aceites. El coco, entonces, cayó presa de una campaña de desprestigio absurda. Entre los argumentos que esgrimían las teorías recién nacidas estaba que las grasas tropicales eran dañinas, que el coco era fuente de colesterol y que promovía la enfermedad cardiovascular.

Mucho tiempo tuvo que pasar, 50 años o más, para que volviéramos nuestra atención a la sabiduría ancestral de los pueblos que consumieron coco por siglos. De ahí que ahora estamos viviendo el “boom” del coco y sus derivados. El hecho de que sea bueno no quiere decir que nos podamos exceder. Lo ideal es consumirlo en su forma natural y con moderación, pues en el mercado hay derivados procesados con aditivos y conservantes.

El coco es un fruto que no para de maravillarme, es pura perfección. Cada parte de él es o deliciosa o saludable o bella. Veamos todo lo que podemos aprovechar de él:

El agua: considerada como un suero hidratante natural. El agua del coco es precursora de las bebidas deportivas modernas, pero con mucho menos contenido de azúcar y de sodio, y un mayor contenido de potasio. El agua más apreciada es la del coco joven, por ser más abundante y baja en azúcar. Es deliciosa sola o en batidos. Cuando esté en la playa no pierda la oportunidad de tomar agua de coco directamente de la fruta.

El aceite: la una vez temida grasa saturada del coco resultó estar compuesta por ácidos grasos de cadena media, como la grasa de la leche materna. Este tipo de grasa, que es de fácil digestión, se quema como energía, es antibacterial y antiviral. El aceite del coco es estable a altas temperaturas, precisamente por ser grasa saturada. Esto lo haca ideal para fritar y para todas las preparaciones al wok. Además, transporta los sabores de maravilla.

Actualmente se la atribuyen un sin número de beneficios al aceite de coco: que ayuda a regular la tiroides, que fortalece el sistema inmunológico, que ayuda a bajar de peso y a prevenir el Alzheimer. No hay suficiente evidencia científica para asegurar estos beneficios, pero incluir en su repertorio culinario un poco de aceite de coco puro, extraído en frío, no le hará ningún daño a su salud, mientras que su cocina se volverá más sabrosa y sexy.

La pulpa: la del coco joven es tierna y gelatinosa, muy apreciada por los seguidores de la cocina “raw”. Es rica en fibra, potasio, vitamina C y hierro. Puede ser empleada en batidos y cremas. La pulpa del coco maduro es la que se emplea para rallar y deshidratar. Es más seca y dura que la pulpa de coco joven y más rica en proteína, potasio y fibra.

La leche: se elabora a partir de la pulpa de coco maduro, rallada y licuada con agua. Se utiliza para hacer el famoso arroz con coco, para curris, batidos, dulces y postres.

La harina: un subproducto de la fabricación de la leche de coco es la harina. Se produce a partir del bagazo restante, deshidratado y pulverizado. La harina de coco es rica en fibra y una alternativa interesante para los que evitan el gluten. Se puede emplear para preparar productos horneados como tortas, galletas, pancakes y muffins.

El azúcar: elaborada a partir de la savia de la palma, no del fruto, el azúcar de coco es un ingrediente bastante nuevo en el escenario gastronómico. A diferencia del azúcar blanca, contiene minerales y vitaminas, y su índice glicémico es más bajo. Sin embargo, como cualquier otro endulzante calórico, debe consumirse con moderación.

La cáscara: no es comestible pero a partir de ella se pueden elaborar artesanías hermosas. Tazones, cucharas y cucharones, que no necesitan ser pintadas ni barnizadas ya que la cáscara pulida tiene su propio brillo y color.

Los huevos

Los huevos son un alimento inusualmente denso en nutrientes, con muy pocas calorías, que juega un papel fundamental en una dieta saludable

LECHE DE COCO FRESCA

LECHE DE COCO FRESCA

Hay ingredientes que no faltan en mi cocina: al aceite de oliva, el jengibre, la cúrcuma, los limones, los aguacates, por citar algunos. La leche de coco ha entrado con fuerza en este grupo, y parece que entra para quedarse. La uso en tantas preparaciones: […]


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